Internet, un mundo de curiosidades

Cada que llegaba a visitarla, Lynn El Amine tenía un nuevo paquete. Al principio yo no podía entender su emoción por poder comprar en línea, pero luego me involucré en el ritual: entro a una página, escribo algo que deseo, me dan opciones de precios y variedades, pago virtualmente y a los días el paquete está en la puerta de mi casa, como un regalo de mí para mí.

En el caso de Lynn había un componente adicional: como Amazon y otras tiendas enormes no llegan al Líbano, su país, era toda una novedad poder acceder por fin a toda clase de artículos curiosos: accesorios para sus dreads , almohadas especiales para su dolor de columna, libros y libretas de dibujos, suplementos de arte, vaporizadores y hasta una cobija eléctrica  para los días muy fríos.

Y es que comprar no es simplemente un gusto; muchas veces puede responder a una necesidad y transformar nuestras vidas: hoy tenemos acceso a cantidades impensables de artículos para mejorar la salud, facilitar los procesos de aprendizaje o aprender una nueva actividad; para resolver problemas de espacio en el hogar, practicar nuestros pasatiempos con las herramientas adecuadas y en general para mejorar la calidad de vida.

En los casi dos años que compartí con Lynn ella nunca dejó de comprar por internet. Incluso, su familia en el Líbano la esperaba ansiosa cuando ella viajaba cargada de paquetes y soluciones para problemas cotidianos. Recuerdo que su hermano, en un arrebato nostálgico de la niñez, le pidió unos tenis con lucecitas que cambiaban el parpadeo al caminar. En cambio, su mamá, una asidua fumadora de Shisha , le pidió un paquete de varios sabores que no lograba encontrar en las tiendas locales.

Decidí seguir el ejemplo de Lynn y le compré un libro (La sonrisa etrusca, del escritor José Luis Sampedro) a mi padre que buscamos en varias librerías y no logramos conseguir. Sabía que lo alegraría, pero ver su amplia sonrisa y lágrimas en sus ojos fue una recompensa inesperada. Desde ese día estoy convencida de lo útil que son las compras por internet y realizo mi mayoría de transacciones a través de una pantalla. También sigo buscando curiosidades para sorprender a familiares y amigos y, de vez en cuando, hago que a mi puerta llegue un regalo de mí para mí.

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